Por Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
Marzo de 2007 – Madrid, España
Orlando Arias, es un
buscador del silencio, de los estadios de la conciencia a partir de la
singularidad de las formas y la determinación del color.
Sensual, envolvente, capta
atmósferas de ambientes densos pero, a la vez, marcados por consideraciones
sutiles.
Su pintura es cálida,
ordenada, geométrica, dado que gusta de delimitar espacios, configurar formas
que se entrelazan y compaginan con otras, buscando la determinación de la
singularidad de cada momento.
Surreal, expresionista,
cubista, geométrico, algo naïf, investiga el mundo de la mujer, que deifica,
considerándola un emblema, musa, poetisa del alma, acariciándola a través de
sus desnudos, quienes muestran la anatomía, haciendo uso de la mitificación de
sus formas, de la estructura muscular y corporal, en poses estudiadas, que
describen y envuelven instantes sutiles, pero no densos, aunque determinantes y
claros.
Sus series dedicadas a los
indígenas son descriptivas, mostrando el mundo sensual, sensible, elegante,
sutil y sugerente, que va más allá de la propia dinámica descriptiva,
potenciando sus particularidades, sus propuestas basadas en la esencia de la
biología como punto de partida de su discurso.
En otras creaciones
pictóricas navega por los estadios que están situados mucho más allá de lo
físico, huye de lo orgánico, para adentrarse en los terrenos del espíritu, de
la alegoría onírica, del mundo de los sueños, en los que muestra personajes que
se encuentran en estadios distintos al normal. O bien también, opta por
desestructurar caras y cuerpos, buscando delimitar la sensualidad de la materia
y el color, porque, en el fondo, la estructura está en función de la vibración
y esta surge a partir del color, del cromatismo, de la diferencia existente
entre lo sutil y lo determinante.
Dialoga con los instantes,
es un poeta del color que se adentra en los vericuetos de la forma, obteniendo,
con ello, unas potencialidades que van más allá de los límites habituales.
Boliviano, reside también,
en Colombia y luego se traslada a vivir a la capital de España, país en el que
vive en la actualidad.
Su pintura posee rasgos latinoamericanos,
de ascendencia cromática de la escuela americana, pero su mensaje es universal,
en el sentido de abarcar desde conceptos abstractos a otros metafísicos,
surreales y expresionistas, porque es un buscador espacial, que gusta de
plasmar la sensualidad del color del silencio.
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